La provincia de Málaga, punto de conservación de una de las aves más amenazadas del mundo: el faisán de Edwards

Plumas coloridas, cuellos verdosos, blanquecinos o azulados; características llamativas que hicieron que históricamente los faisanes hayan sido considerados grandes trofeos de caza menor. Un grupo de aves perteneciente a la familia del pavo real que, a pesar de ser originario del continente asiático, es reconocido en todo el planeta.

Los faisanes cuentan con más de 50 subespecies, pero hay una en particular, el faisán de Edwards, también conocida como faisán de Vietnam, que siempre se ha visto amenazada. Es una especie que pasa desapercibida y no es tan llamativa como la mayoría de sus hermanas, pero ello no le ha evitado ser objetivo del ser humano, su principal amenaza.

“No es muy colorida ni llamativa, pero siempre ha sido fácil su reproducción en cautividad. Contradictoriamente, esto ha jugado en su contra”, explica Antonio Garrucho, responsable de Zoología y coordinador de Aves de Bioparc Fuengirola.

La última vez que se vio con vida a un faisán de Edward en un lugar que no fuera un centro de conservación animal fue en un mercado local de Vietnam, hace más de veinte años.

Tan solo 381 ejemplares registrados en centros de conservación

Catalogada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) como especie en peligro crítico de extinción. En centros de conservación solo se contabilizan 381 ejemplares, dos de ellos en Bioparc Fuengirola. El centro malagueño es el único en Andalucía que trabaja para mantener viva esta subespecie de faisán que fue descubierta en 1896.

Desde que en 2001 recibiera la primera pareja de faisanes de Edwards, Bioparc Fuengirola ha trabajado de forma coordinada con decenas de centros europeos pertenecientes a la EAZA para garantizar su supervivencia.

Hoy día, estos dos ejemplares procedentes de Praga y Alemania, se encuentran en el aviario del sudeste asiático del parque, conviviendo con otros animales como la gura occidental, el mirlo de Shama, la avefría militar o la paloma de Nicobar.

“Hemos tenido varios ejemplares, pero desde hace unos meses contamos con una joven pareja con la que queremos trabajar para conseguir su reproducción. Son delicados y aún no toleran muy bien al público, pero esperamos mucho de ellos”, destaca Garrucho.

Se trata de una especie muy sensible a los cambios en su hábitat. La mayor parte de los bosques donde vivían fueron destruidos durante la guerra de Vietnam. Este es uno de los principales motivos que han causado su desaparición, a los que se suman el tráfico ilegal de estos animales y su caza.

El riesgo que representa la desaparición de su entorno natural hace que centros como el de BIOPARC Fuengirola, desarrollen y participen en programas centrados en la reproducción del faisán de Edwards y en proyectos de restauración de su hábitat originario.

La pareja de Bioparc aún es joven y los dos faisanes necesitan madurar un poco, pero hay muchas esperanzas puestas en ellos. El equipo de Bioparc prevé que el año que viene puedan reproducirse. “La pareja se ha gustado mucho y eso es muy buena señal, ya que hay casos en los que el macho muestra una gran agresividad con la hembra, impidiendo la reproducción”, señala el director técnico y veterinario del centro, Jesús Recuero.

Un cuidado adecuado, un entorno adaptado y una buena relación entre estos dos faisanes de Edwards es el primer paso para garantizar la supervivencia de la especie. Un objetivo que abanderan los parques participantes en el programa de conservación con la idea de que, en algunos años, pueda iniciarse la repoblación en su territorio originario, Vietnam.

 

 

BIOPARC Fuengirola